martes, 8 de septiembre de 2009

Renacer

No recuerdo nada, solo... oscuridad. Mis sentidos se depiertan lentamente, como tras un sueño.

No veo nada, todo está oscuro, nada de luz. Huelo... polvo, quieto durante días, como si durante muchos días nadir hubiese limpiado. Oigo... una respiración entrecortada, mi propia respiración. Tengo la boca seca, puedo saborear el polvo. Noto... madera... estoy tumbado, entre madera. Alargo la mano hacia adelante. Algo sólido, de madera.

No entiendo nada, ¿dónde estoy?

Trato de recordar. Imagenes confusas rondan mi cabeza. Lágrimas y dolor, llanto y pena. Hay... hay un féretro, y yo voy dentro. ¿Yo? ¿Yo voy dentro?

Trato de calmarme, cada vez me pongo más nervioso, si sigo así me dará un ataque. Respiro hondo pero el polvo se mete por mis fosas nasales, obligandome a estornudar, revolviendolo aún más.

Poco a poco me adapto a la falta de luz. Parece que una poca se filtra por entre la madera que tengo delante. Es una luz tenue... como la de la luna...

Empujo las maderas que tengo ante mí. Un chirrio y la luz me envuelve.

Estoy en una pequeña arboleda. Acabo de salir de... ¿un ataud? ¿Qué hacía en un ataud? Los recuerdos me atacan de nuevo y entonces comprendo, he muerto.

No, no he muerto. Es imposible, estoy aquí, ahora. Todo ha quedado atrás, mi antigua vida... estoy muerto...

Observo la luna, está llena y parece observarme ella a mi tambien.

La vida se abre ante mi. Es mi momento. El pasado ha quedado atrás, olvidado y muerto, como se supone que estoy yo mismo.

Comienzo a caminar, donde el corazón me lleve, la razón ya me mató en una ocasión, no la dejaré hacerlo de nuevo. Solo a mis sentimientos les dejaré guiarme, siempre adelante.

Siempre adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario